Feedback, Manejando Mensajes Difíciles

By: Rosa Ortega

Me toca dar un feedback…el dilema.

Los humanos hemos hablado de la forma de dar mensajes difíciles por siglos, pero todavía somos bastante malos en ese aspecto, dice LeeAnn Renninger, Psicóloga Cognitiva en el video The Way we Work de Ted Talk. La forma en que la mayoría de las personas dan feedback no se lleva bien con la razón y se cae en uno de los dos extremos o bien siendo tan francos que herimos y creamos resistencia o tan suaves que ni siquiera se entiende que lo que te están diciendo es algo para cambiar.

Al parecer si hay una fórmula cuatro partes, que plantea Leen Ann, y la podemos usar para comunicar bien cualquier mensaje difícil.

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El micro si:

Empiezan preguntando algo breve pero importante. Esta pregunta micro sí facilita dos cosas. Primero, va a ser una herramienta de estimulación. Le adelanta a la otra persona que viene feedback. Segundo, crea un momento de aceptación. La persona puedo responder sí o no a esa pregunta. Ej: Tengo algunas ideas sobre cómo podemos mejorar las cosas. ¿Puedo compartirlas contigo?

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Data objetiva:

La segunda parte de la fórmula es aportar datos y quitar cualquier palabra que no sea objetiva. Evitar “palabras difusas”, las que pueden significar distintas cosas para distintas personas, ya que deseamos poder expresar exactamente lo que queremos que la otra persona haga en mayor o menor medida y que tengan una idea clara de qué hacer (o no) en el futuro. 

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Declara el impacto:

Aquí, uno nombra exactamente de qué manera ese dato lo impactó. Por ejemplo, podría decir, “Al no recibir el mensaje, no pude continuar con mi trabajo” o “Me gustó cómo añadiste esas historias, porque me ayudaron a captar los conceptos más rápidamente”. Ayuda a dar un propósito, un sentido y una lógica a los datos, algo que el cerebro realmente anhela.

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Cierra con una pregunta:

Quienes saben dar buen feedback cierran el mensaje con una pregunta. Preguntan algo como: “Bueno, ¿cómo lo ves?” O “Esto es lo que pienso que deberíamos hacer, pero ¿qué te parece?” Esto crea compromiso en vez de cumplimiento. Hace que la conversación ya no sea un monólogo, se vuelve una acción conjunta de resolución de problemas.

¿Y si estamos del otro lado? Cuando nos toca recibir feedback.

Muchos de nosotros estamos acostumbrados en nuestro ambiente de trabajo a asignar nuestro valor personal a las estrellas que recibimos como cumplidos y al relegar nuestro valor a esta acción cuando aparece la crítica usualmente nos sentimos amenazados, disminuidos, nos ponemos a la defensiva y generamos mucha resistencia.

A nadie le gusta ser criticado, pero recibir crítica y más si es constructiva puede ayudar en el crecimiento de una persona e inclusive aumentar su resiliencia. El feedback que percibimos como negativo es siempre una lección valiosa que podemos usar para nuestro desarrollo.

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Mantén la objetividad

La crítica va dirigida al comportamiento o a la situación, no a tu persona. Es una oportunidad para aprender más de ti mismo y de los demás.

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Agradece

La crítica constructiva, piensa que para quien da el feedback también genera cierto nivel de exposición y ansiedad. Escucha con atención, sin actitud defensiva y tómate el tiempo de reflexionar sobre lo que te dicen.

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Observa las emociones

Cuidado con las emociones que se despiertan dentro de ti. Lo más complejo de la crítica es que despierta asuntos no resueltos de nuestro pasado. Hacerse consciente de estos disparadores por el feedback negativo es un gran avance dentro del camino de crecimiento y satisfacción personal.

El feedback es un arte, ya sea dando o recibiendo siempre brinda a ambas partes la oportunidad para crecer, desarrollarse, vincularse y crear resiliencia.

Y tu ¿Cómo manejas el feedback? ¿Te es más fácil darlo o recibirlo?

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